lunes, 6 de octubre de 2014

Como un tatuaje, para siempre

Como dije en la entrada anterior (escrita allá lejos y hace tiempo...) podemos hacer que la diabetes tenga que ver con TODO lo que nos pasa...

Aunque con las nuevas tecnologías, y mucho más doloroso que hacértelo, alguien podría quitarse un tatuaje, en CNPT -condiciones normales de presión y temperatura-, un tatuaje y la diabetes son para siempre. Porque tampoco hay cura (aún) para la diabetes o para el amor por los tatuajes...

A mí me han gustado los tatuajes desde que me acuerdo y, por una cosa u otra (dinero, tiempo, dinero, encontrar el tatuador indicado, dinero), recién pude encontrarme con mi primer tatuaje después del diagnóstico. Así que no fue solo cuestión de dar con el tatuador, el dinero y el tiempo sino que tuve que analizar otro montón de cuestiones para llegar al sillón del tatuador en las mejores condiciones.

Como ya todo está inventado en este mundo y tengo la suerte de tener dos amigas con diabetes y con tatuajes y con blogs en los que ya escribieron al respecto (¡Suerte grande la mía!), comparto los enlaces que yo leí antes de tatuarme:


A casi 7 años del diagnóstico me hice mi primer tatuaje. A casi 8, el segundo. 

Y, sin querer queriendo, ¡¡¡se viene el tercero!!! Bueno, este va a ser transitorio...

Tengo anemia (desde siempre) y tengo que ponerme unas hermosas inyecciones de hierro que me van a pintar las pompas de un hermoso color negro... así que mi endo me sugirió que le pida al que me coloque las 5 ampollas que me haga un lindo diseño, podría ser tipo pétalos de flor, para decorar el traste.

Mejor les presento a este... al que me empiezo a hacer en los próximos días, se los voy a deber...
De paso, pequeña publicidad del lugar donde me tatué :P
Esta espalda va tomando forma...
Y los dejo, tengo que hacerle otro lavado al tatuaje con jabón neutro y humectarlo con crema (no emulsión) rica en vitamina A.

Sweet at last!