jueves, 7 de noviembre de 2019

Viajando con diabetes, en el mes de la diabetes

En unos días salgo de viaje. A viajar con diabetes.

Ella y yo, as usual.


Y ahora, a los preparativos y organizaciones y acomodaciones previas al viaje le tengo que sumar un detallito más... detallito.

¡¡¡Viajo por primera vez a Asia!!! 
¡¡¡Qué bien!!!

Nunca he estado a tantas horas de diferencia de mi huso horario. 
Qué mal.

Ya dejé de lado la OBVIA barrera idiomática porque, caída libre. Ya está. 

En un primer momento busqué agencias y guías en español en destino y después dije: si la voy a hacer, ¡hasta el fondo! jajaja

Pregunté hace un tiempo en las redes si alguien había viajado 12 horas en el futuro y cómo se había manejado con la insulina... pero me respondieron desde la perspectiva de la microinfusora que, automáticamente, al cambiar el horario, "se acomoda". Y el cuerpo le sigue las instrucciones.


O viajando 3 ó 4 horas hacia adelante que, para estos tiempos viajeros que vivimos, ya es casi común para los que cruzamos el charco a veces, en uno u otro sentido.

Uso múltiples dosis de insulina y, mi problema, es la basal y cómo ajustarla por unos pocos días, y "desajustarla" cuando empiece a volver hacia Occidente.

Sumado que, cada vez que hago toqueteos de dosis, pasa una semana larga para que se acomode, y yo voy a estar una semana en Tokyo y después pego la vuelta, y sigo una semana más en mi hogar fuera de casa, Nueva York...

Ya lo hablamos con mi médico, y voy a ir restando escalonado según la diferencia horaria hasta acomodar y después al vesre... 

Ya está claro que en las cuestiones prácticas de la vida diaria somos nuestro único y personal crush test dummy.

Japón tiene una política muy estricta para el ingreso de sustancias controladas y hay que llenar una declaración jurada que ¡madre mía! Menos mal que voy de paseo y una semana...

Y también llevo el sensor freestylelibre y tengo que pensar en aeropuertos nuevos, y sin el idioma que acompañe, y que no sé que tipo de arcos o scaners para personas usen. 

Me va a tocar recambio del sensor en Nueva York así que, y ya les voy avisando, voy a pasar por el full body scan en el aeropuerto de salida, para no ser seducida y abandonada nuevamente por un oficial fronterizo.


De paso, para saber qué le pasa al sensor después de esa radiación. Someto mi cuerpo a la ciencia, estimados.

Sí me salió de lujo que, por lo menos, no voy a estar menstruando en pleno viaje, que ahí sí que las glucemias son una cagada de dimensiones dinosáuricas. 

Perdón por la metáfora colorida, pero no se me ocurre un término científico para lo que me pasa esos días.

Llevo mis medias de comprensión para estos 3 lindos long-haul que voy a tener. 

Ya puse en mi lista de Amazon una nueva dotación porque las uso casi a diario y sí, necesitan cristiana sepultura.

También están en la lista algunos frascos de tabletas de glucosa que nunca están de más.

Historia clínica, lista. Declaración de uso del freestylibre, lista. Insumos y medicamentos en cantidad suficiente, listos (todo lo calculado x 2, y siempre a la vista y en el bolso de mano, nunca se despacha, repetir como un mantra).

Este fin de semana armo la valija porque trabajo hasta el último día, salgo, ducha, agarro la valija y al aeropuerto. 

Es estrés feliz... seguro que ni me afecta las glucemias, ¿no? ¿¡¿¡¿¡NO?!?!?


Sweet at last!