miércoles, 12 de febrero de 2020

Jetlag, horarios, freestylibre y diabetes


Estuve una semana 12 horas en el futuro. 

Y cuando volví al pasado me terminó de acribillar el jetlag: primera vez con esa sensación de hiperglucemia de 500 mg/dL, sin ganas de moverme, la cabeza dándome vueltas, mareos, desgano...


Y no, eran sólo mis órganos internos volviendo al lugar...

Pero volvamos a unos días antes, al futuro. ¿Se entiende? Así le fue a mi cuerpo, sin saber dónde estaba...

De lo que habíamos armado con el endocrinólogo, sobre el esquema de insulinización, se fue todo a la porra. 

Porque, como no controlaba mi reloj interno, y tenía sueño de día y estaba despierta de noche, si hubiera colocado lantus después de almuerzo (como hago en mi casa), probablemente el pico me hubiese agarrado haciendo una siesta impensada...


Así que decidí seguir con el horario de casa: me aplicaba lantus pasada la medianoche, con el pico de acción mientras estaba despierta. MALDITO RELOJ CIRCADIANO.

Es que una semana fue poco para que el organismo empezara a acostumbrarse... y ¡¡¡volví sobre mis pasos y otro cambio!!!

Tuve todos los síntomas: fatiga, confusión, problemas digestivos.


Fui una montaña rusa de valores, de despertares y vigilias. Todo a destiempo. 

Y no le puedo "echar la culpa a la diabetes"... ella fue tan víctima como el resto del cuerpito.

Ahora que aprendí de la experiencia, mi próximo viaje a Asia, Japón, sobre todas las cosas (y un poquito de Corea del Sur que me encantaría conocer) voy a ir mínimo 2 semanas, ó 3 mejor, para acomodarme en el huso, con la insulina y la anatomía.

Ahhhhh y pasé los full body scan de los aeropuertos como una campeona y el freestylelibre siguió andando. IN YOUR FACE, ABBOTT.

Igual, no me salvé de la reunión cuerpo a cuerpo con las oficiales de la policía de seguridad... tenían que palpar el sensor. 


Sweet at last!

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